15 Consejos para un escritor desesperado




Escribir es necesario, publicar no es necesario. Se escribe por amor, pero se pública por dinero.

El editor que decida publicarte, no lo hace por amor a lo que hacés. Ya sé que te dice eso, pero no. Ni ahí.

Creer que publicar un libro te convierte en escritor, es como creer que un curso de karate puede convertirte en valiente.

No publiques sin anticipo: lo que no cobres por adelantado, no lo cobrarás nunca. Jamás.

No publiques gratis. Cuando aceptás publicar gratis, aceptás que tu obra no vale nada. (La de los otros tampoco, pero queda claro que los otros no te importan).

Tu ego y tu editor son socios. No les creas. A ninguno.

Desoye los elogios de tu editor: son a cambio de dinero. Cuanto más te elogie, menos piensa pagarte.

Desoye los lamentos de tu editor: el imprentero, el distribuidor y el librero, tampoco los oyen.

La sustancia de un libro es su contenido, si tuviera todas sus páginas en blanco hablaríamos de un cuaderno y no de un libro. Sin embargo, y con suerte y presión, a vos te van a dar apenas el 10% de su precio de tapa. No lo entregues.

El escritor también es un laburante. Que disfrute de su laburo no implica que se lo castigue con la gratuidad. Resiste.

Publicar no es simplemente imprimir. Es también, y sobre todo, difundir y distribuir. Sin publicidad ni distribución, publicar es un hecho íntimo cuya repercusión difícilmente trascienda el ámbito familiar. No seas cachivache.

Cuando los editores te expliquen que “no invertimos en publicidad porque la narrativa no se vende”, vos recuérdales que “la narrativa no se vende porque no invertimos en publicidad”.

Cuando los editores te digan que tu libro no vende, vos recuérdales que tu trabajo consiste en escribir los libros, que venderlos es el trabajo de ellos.

Cuando tus editores te digan que tu libro vende bien, vos nunca olvides  preguntarte comparado con cuál. Ubícate.

Publicar un libro es echar una escupida en el océano de las librerías, las bibliotecas, las mesas de saldo, las librerías virtuales, las ferias y los depósitos de libros acumulados a lo largo de la historia por todo el mundo. No esperes nada. Nada.



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Los errores más comunes y cómo corregirlos



Por Ricard de la Casa


Todos cometemos errores, es humano según dice la famosa cita en latín. Es importante que entendamos que, aún con mucha experiencia como bagaje, seguimos cometiendo errores, normalmente distintos y en algunos casos los mismos. Alguien también decía que somos la única especie que es capaz de tropezar con la misma piedra dos y tres y hasta cuatro veces. He aquí unos cuantos errores comunes de una obra. Algunos se deslizan casi sin darnos cuenta, y son difíciles de encontrar. Algunos son más sencillos de ver. Pero si los tiene en cuenta, habrá avanzado un poco más en conseguir una buena novela o relato. Por supuesto hay magníficas creaciones que se saltan algunas de las premisas que aquí se dan, eso sólo significa que el autor encontró la manera de soslayar el error y utilizar algún mecanismo para suplantarlo o corregirlo. Ya sabe que las reglas están para saltárselas, pero sólo cuando estas se conocen al dedillo y cuando uno sabe por donde y hacia donde camina.

1/ El Personaje principal se vuelve pasivo
Eso suele suceder, generalmente, porque al cabo de poco tiempo, en que nos hemos sumergido completamente en la elaboración de la obra, los personajes suelen cobrar "vida" en nuestro interior y algún personaje secundario toma mayor relevancia. Puede que sea porque el personaje principal ha dejado de gustarnos o justamente porque alguno de secundario nos agrada más o encontramos que la obra mejora o da más juego con ese personaje. Es fácil que suceda así, pensemos que los personajes que actúan de contrapunto del principal, suelen ser los "malos de la película" y estos son, en la mayoría de los casos, mucho más atractivos. En cualquier caso es un error. Desde luego seguimos siendo libres para hacer lo que nos venga en gana, pero seguirá siendo un error de planteamiento. Debemos entonces repasar el texto (las escenas) y ver donde el personaje se vuelve pasivo y devolverle la fuerza perdida. Si eso no nos apetece, o es muy complicado y acabamos prefiriendo al personaje secundario, deberíamos reestructurar la obra para el intercambio de roles o tener más un personaje principal, esta solución es algo más complicada, pero la experiencia vale la pena.

2/ No presentar al Personaje Principal en los primeros párrafos
El lector busca, tiene, quiere identificarse con el personaje principal, al menos quiere hallarlo rápidamente para saber como, y a quién prestar mayor atención. Es vital que en la primera escena, se presente al personaje principal. El comienzo es un tiempo delicado no sólo porque debemos captar la atención del lector, sino porque tenemos que presentar al personaje. Hay muchas formas de hacerlo, no se preocupe por ello, pero si no aparece, el lector tiende a confundirse y creer que algún secundario es el principal (por desgracia somos de costumbres fijas) y cuando éste aparece, la confusión se hace mayor y puede llegar a molestar. Intente mostrar alguna emoción del personaje, eso le servirá para darle profundidad, para caracterizarlo, sin necesidad de describirlo completamente. Ese es un punto importante, no lo haga de forma descarada, sensiblera ni gratuita, la inclusión debe ser natural, si no es así recomponga la escena hasta conseguirlo.

3/ Derrochar Ideas - Argumentos - Caracteres
Un error típico de principiante. Tenemos demasiadas ideas en la cabeza y las queremos meter todas para dar una sensación de complejidad de la trama, de riqueza, ese derroche no es necesario en absoluto. Servirá, como mucho, para que el lector avezado se de cuenta de la falta de seguridad en nosotros mismos. A menudo utilizamos un personaje para explicar una cosa en el primer capítulo, otro en el segundo, otro en el tercero. Hay que aprovechar a los mismos, utilizarlos más intensamente, eso les dará mayor profundidad psicológica y por ello facilitaremos la labor del lector para seguir la trama. Al utilizar los mismos personajes secundarios, y aunque estos no puedan mostrar cambios importantes en su carácter, se debería escoger algunos y desarrollarlos con cierta profundidad, por ejemplo el que de la réplica al personaje principal, para mostrar pequeños cambios.

4/ ¿Qué estoy haciendo yo aquí?
No se desespere, a todos les pasa, hasta el más experimentado. Es simplemente falta de previsión, falta de un esquema general del relato o de la novela. Y nos pasa porque a pesar de tener las cosas muy controladas, a todos nos gusta dejar correr la imaginación y ver a donde nos lleva la escena en la que estamos metidos. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es bueno que antes de empezar pensemos en diseñar la obra en sus partes principales: personajes, conflictos, escenas. Sólo así sabemos por donde vamos y si nos desviamos deberíamos tener una buena razón. Experimentar no es malo, pero cuanto más organizados estemos, sacaremos mayor provecho de esa experimentación, pues un buen escritor no debería pasar toda una vida escribiendo una sola novela.

5/ Diálogo
Es una parte fundamental en la obra, cuanto más larga sea ésta, más importante se vuelve. Pero tampoco se obsesione con ello. Intente no dejar soliloquios, conferencias, largas parrafadas ni explicaciones. Un sistema sencillo de comprobar si vamos por buen camino es visualizar la hoja de papel como si fuera una imagen, si hay mucho texto quiere decir que hay una pobreza de diálogo, si hay mucho espacio en blanco pasa lo contrario, estamos abusando de él. Con todo, sólo usted puede evaluar si en una escena es necesario más o menos cantidad de diálogo.
Tenga cuidado con el Slang, con los dialectos, si los utiliza debe intentar que el lector pueda interpretar correctamente sus significados. Debemos buscar la manera para que quede claro lo que se está intentando decir. No tema utilizar "dijo" en los diálogos, esa palabra se utiliza normalmente en el 90% de las ocasiones. Desde luego debe intercarlarse con otras palabras, sobre todo cuando el personaje hace algo o lo dice de cierta manera, pero intente mostrar esas emociones, no de señalarlas simplemente.

6/ Parar demasiado pronto
Otro fallo de escritor novel. Estamos tan ansiosos por acabar una obra (llevamos tantas inacabadas...) que generalmente precipitamos el fin. Las historias acaban demasiado abruptamente (habitualmente por falta de un esquema general). Fuércese a continuar escribiendo cuando crea que ya ha acabado, normalmente podemos encontrarnos con una sorpresa. Y en todo caso si no consigue mejorarla será un excelente ejercicio.

7/ No dejar descansar la historia
Cuando acabamos una historia estamos demasiado metidos en ella. Somos incapaces de juzgarla con absoluta imparcialidad. Hay que darse tiempo para olvidarse - distanciarse, y dependiendo de nuestro trabajo estar al menos unos días – semanas, alejados de ella. Una vez ha pasado ese tiempo, hace falta chequear la historia para una aceptación general, leerla como lector -directamente- sin pretender ni pensar en corregir - cambiar etc.

8/ No ensayar comienzos diferentes.
No valoramos nuestra capacidad en su justa medida, sea por arriba o por abajo. Quizá el principio escogido no sea el más adecuado aunque lo parezca. Una vez se tiene la historia, se debería ensayar varios comienzos alternativos, no muy complejos, sólo dos o tres párrafos, de forma rápida, escogiendo diferentes formas de presentar la información, puntos de entrada en la historia. Una vez que eso se hace varias veces, se vuelve algo natural en nosotros y aprovecharemos mejor todo nuestro potencial creativo.

9/ No planear el clímax desde el principio
Una cosa es la previsión, la organización, tener un esquema general del relato o de la novela y otra llegar hasta el extremo de tener previsto hasta el clímax, algo que ocurre generalmente al final de la novela. No debemos atarnos las manos hasta ese extremo y dejarnos la posibilidad de cambios.
Es evidente que deberíamos desarrollarla de acuerdo con la promesa original, pero que eso no nos coarte como para que la obra se convierta en algo rígido.

10/ Tomar demasiado tiempo para repasar
Más que error, vicio que hace falta erradicar. Corrija todo lo que crea necesario, pero defina un tiempo concreto para ello, sino esta abocado a la necesidad ilógica de corregir un texto cada vez que lo lea y eso más que ralentizar su producción acabará paralizándola. Acepte como artículo de fe que toda obra es susceptible de mejora, y que nosotros mismos evolucionamos y que con ello nuestra capacidad y experiencia aumenta.
Tenemos que parar en algún momento sino estaremos siempre dando vueltas al mismo molino.

11/ Estructuras ilógicas
Un error del que hay que huir como del diablo. La obra se sustenta en una realidad (incluida la ciencia ficción y la fantasía más desbocada), la que el escritor desea y debe aferrarse a ella. Debe respetarse a si mismo y sobre todo al lector. Construirla de forma inverosímil o fuera de contacto de la realidad hará que la gente no se crea lo que esta leyendo, pensarán con toda razón que usted, el escritor, les está tomando el pelo, se molestarán y simplemente dejarán de leerla. La obra ha de ser consistente con todos sus planteamientos y ser honestos con ellos. Y sobre todo, al final del relato o la novela, no se saque un conejo de la chistera para solucionar sus fallos de estructura, sólo conseguirá hacer más visibles estos.


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Cómo escribir ciencia ficción

Por Maria Eugenia Pereyra




La ciencia ficción bulle por todas partes en la actualidad. Observa cualquier programación de cine en tu ciudad y verás ciencia ficción. En las librerías, las obras de fantasía y ciencia ficción ocupan las estanterías de los best-sellers junto a las biografías de famosos, los “thrillers” y los libros de auto ayuda. La fantasía y la ciencia ficción son elementos clave en los juegos de ordenador, los dibujos animados, los comics, las series de TV... y el cine.



Hace unos años aun era un nicho de mercado poco respetado pero ahora se ha convertido en parte de la cultura general. En parte gracias a la colección NOVA dirigida por Miquel Barceló, y otras editoriales pequeñas que apuestan por el género.
De cualquier forma, aunque el género es conocido y leído asiduamente, aún hay gente que tiene ideas bastante peregrinas sobre el mismo. Algunos lo asocian simplemente a cohetes y pistolas láser o cosas de magos. Otros creen que es una manera de predecir el futuro cual bola de cristal. Los de más allá piensan que está plagada de lenguaje técnico “hard”. E incluso otros creen que tienes que ser un buen científico o contar con un buen bagaje técnico para escribirla. Además de los que creen que es fácil de escribir. O difícil.
Nosotros creemos que todos están equivocados.
La ciencia ficción es por encima de todo, ficción. Con un elemento especulativo, sí. Pero el concepto de ciencia ficción es bastante complicado de describir. Puede tratar sobre casi cualquier cosa, y habitualmente lo hace. La libertad es lo que lleva a la mayoría de sus devotos al género, pero esta falta de reglas deja tanta libertad que los novatos pueden sentirse perdidos.



Debido a la creciente popularidad que experimenta el género muchos escritores noveles y algunos experimentados en otras tablas han intentado entrar en él, muchas veces con malos resultados. Como un hijo que coge el coche a sus padres pensando que no puede ser tan difícil, muchos escritores se adentran en el género sin antes haber investigado.
He aquí seis pasos a tener en cuenta antes de empezar a escribir ciencia ficción:



1. Escoge temas contemporáneos

De nuevo, la ciencia ficción no trata exclusivamente de cohetes y pistolas láser. En realidad, este subgénero fue decayendo hacia la década de los 60 con Heinlein y sus “Tropas del Espacio”. Aunque algunos escritores de vez en cuando le prestan atención. La ciencia ficción moderna trata temas modernos: la crisis energética, el control del gobierno, los avances médicos, la clonación, el racismo, los extremismos religiosos... etc.
Esto sucede porque la ciencia ficción no se dedica a predecir el futuro. Si habla del futuro, es para hacer un comentario sobre el presente. Es para decir, si esto sigue así, podemos acabar de esta manera. Un buen ejemplo es “1984” de George Orwell. No pensaba que en 36 años viviríamos tanto control pero se dio cuenta que la gente podía renegar de su libertad para conseguir seguridad y escribió un aviso. Hoy, el pueblo norteamericano, ha cedido parte de sus derechos civiles a cambio de las promesas de seguridad de sus gobernantes.
La gran cantidad de historias que se han escrito hablando de guerras nucleares no intentan predecir una, intentan prevenirla cambiando las actitudes de la gente. La ciencia ficción utópica es la otra cara de la misma moneda: nos enseña un futuro que podría ser nuestro si lucháramos para conseguirlo.
Alguna ciencia ficción se sitúa tan alejada en el futuro que, a veces, resulta complicado ver la conexión. Pero siempre existe. La Guerra de las Galaxias, con todas sus batallas espaciales y sus maestros jedi no es sino un examen sobre lo que significa ser humano con tus fortalezas y debilidades internas.


2. Usa el lenguaje apropiado

¿Qué sucede con el lenguaje técnico? No todo son matrices de flujo ni compensadores Heindenberg. De hecho, la tendencia actual es usar un lenguaje que tu lector pueda entender. Debe ser real.


3. Piensa científicamente

Puedes pensar que necesitas ser un buen científico para escribir ciencia ficción pero no hasta tal punto. Algo de razón tiene la afirmación pero no de la manera en que todo el mundo piensa.
No tienes por qué tener la cabeza llena de fórmulas, ni saber cómo funciona una órbita. Lo que tienes que saber es como pensar científicamente. Esto significa buscar relaciones de causa-efecto y poner estas relaciones en la historia. Debes hacer que las cosas sucedan por una razón y que esa razón sea plausible.




4. Añade especulación

Una vez entiendes las relaciones de causa-efecto las historias de ciencia ficción son tan fáciles o tan difíciles de escribir como cualquier otra. Necesitas personajes interesantes en un buen escenario y con un conflicto que implique al lector. La única diferencia es que en ciencia ficción la historia debe depender de un elemento de especulación, y las ramificaciones lógicas que implica deben construir el argumento.
¿Qué significa elemento de especulación? Cualquier pregunta que empiece con “¿Qué pasaría si...?”. ¿Qué pasaría si de pronto no hubiera gravedad? ¿Qué pasaría si el sol se apagara, o se volviera verde? ¿Qué pasaría si aparecieran manchas solares en el sol con la palabra “SOS” escrita? Este es el elemento especulativo. La historia es lo que haces después con esta premisa.
Esto nos lleva a otra concepción falsa: Las ideas son escasas. Esta es quizás la peor –y falsa- concepción sobre la ciencia ficción. Las ideas están en todas partes. El truco consiste en mirar las situaciones cotidianas con otro ojo. Por ejemplo, los coches de ahora tienen multitud de luces y botones, la mayoría de los cuales no sabemos ni para que sirven. Uno en particular, el del aceite, puede parecer la lámpara de un genio. ¿Qué pasaría si en realidad saliera un genio cada vez que alguien apretara ese botón? (Este relato ya se ha escrito por cierto. Pero no recordamos por quien. Si lo sabes y nos escribes actualizaremos este artículo)


5. Cuenta una historia

Una vez consigues una idea para escribir ciencia ficción es tentador incluirlo todo en la historia. Resístete con todas tus fuerzas. Muchas historias fallan por ser demasiado detallistas. No necesitamos conocer toda la historia del planeta hogar de tu protagonista, sólo que su gravedad dobla la de la tierra y es por este motivo que el protagonista puede levantar coches con mucha facilidad. No cuentes tu idea, cuenta una historia sobre tu idea.
Una observación: No todas las ideas son útiles. Deben ser creíbles, al menos en el mundo donde sitúes tu historia. Si los coches funcionan mediante la ayuda de una especie de genio, será mejor que en algún momento expliques de dónde vienen y por qué acceden a ser una comodidad más para los humanos. Si no lo haces, estarás escribiendo fantasía, no ciencia ficción.



6. Escoge el subgénero adecuado

Hasta ahora hemos descrito la ciencia ficción como si se tratara de un único gran género. Pero lo cierto es que hay muchos tipos de subgéneros, cada uno con sus características específicas.
La primera distinción es entre ciencia ficción dura y blanda dependiendo de la cantidad de ciencia que se use para contar su premisa. La más dura depende lo que conocemos actualmente como posible. No hay naves más rápidas que la luz, ni viajes en el tiempo, ni magias extrañas. La ciencia ficción media puede romper una o dos reglas (podemos encontrar naves más rápidas que la luz o viajes en el tiempo) pero no encontraremos nada de magia. En la ciencia ficción blanda todo está permitido mientras funcione la mente científica dentro de la historia. La magia como magia aún está prohibida pero si puedes convencer al lector de que hay “algo más” puede ser todo un éxito.
Veamos como ejemplo la idea del genio. Decimos genio, pero puede ser un extraterrestre, una planta pensante, etc. En la ciencia ficción dura, se enfocaría la historia hacia cómo los ingenieros encararon la crisis energética intuyendo que los genios eran reales y podían solucionar el problema. Deberías explicar como los convencieron para que se convirtieran en un elemento más del coche. Pero deberás hacer creer a tu lector que los genios son un fenómeno científico más que mágico. En la ciencia ficción media puedes investigar las implicaciones sociales al cambiar de fuente de energía. La ciencia ficción blanda puede ahondar en las implicaciones personales del genio con su nuevo dueño.
Puedes escribirlo como una historia de viajes en el tiempo, como ciberpunk, como un viaje espacial o cualquier otro. No importa cual. Pero tienes que ser fiel al subgénero escogido y a sus convenciones.
¿Cuales son estas convenciones? Aquí necesitas documentarte. Ninguna lectura sobre ciencia ficción substituirá la lectura de cientos de libros de ciencia ficción. Lee, lee y lee hasta que empieces a cuestionarte ¿Qué pasaría si...? cuando observes elementos de la vida cotidiana.
Entonces estarás preparado para escribir.
Créditos:
 https://pin.it/2Gpn6lZ
https://pin.it/2D9oYHr




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Escritura creativa. Viaje macabro

Escritura creativa de historias múltiples



Se debe encarnar a un personaje humano, hombre o mujer, no humano, alienígena (o cualquier variedad intermedia que le apetezca, ser u objeto animado o inanimado), adulto o niño, joven o viejo, y debe preparar una descripción de su aspecto físico, así como mencionar cualquier característica que pueda ser observada por otra persona si comparte lugar con él/ella/eso.
Los personajes se encuentran viajando en un tren moderno, que se desplaza a través de un túnel muy oscuro o en un transporte galáctico por un corredor hiperespacial, sin saber por qué están allí ni hacia dónde van. Cada uno de ellos recuerda haber estado antes haciendo cualquier otra cosa de su vida normal, luego un vacío en la memoria. No se ve absolutamente nada por las ventanillas. Cualquier reloj o dispositivo similar está inexplicablemente detenido, como si hubiera perdido las baterías o la cuerda, quizá haya un personaje que use antigüedades. Ningún dispositivo de comunicación (teléfonos, computadoras con acceso a la red, comunicador hiperespacial) tiene señal dentro de este túnel. El túnel es muy largo, demasiado largo, parece no terminar nunca.
En este ejercicio se deben crear múltiples historias, cada una desde la perspectiva de cada personaje en la escena y describir a los pasajeros de este transporte que viaja hacia un destino desconocido. Nadie puede ver el exterior algunos pueden suponer qué tipo de transporte es pero en un momento de la historia, conjuntamente se ponen de acuerdo qué tipo de transporte es el que usan, si es un tren o una nave, en el caso que no haya coincidencia usar la creatividad para qué, quién o quiénes utilicen un transporte diferente se adapte a la visión de los demás personajes.
Relatar en más de 1000 palabras cada una de las historias, de los pensamientos del personaje mientras viaja, recordando y observando a los demás, pero sin interactuar con ellos.  Al final de cada historia, cada personaje debe descubrir una luz al final del túnel. ¿Qué es la luz para el personaje? ¿Una esperanza? ¿Una revelación? ¿La fuente del terror?
La narración debe estar en primera persona (son personajes) y en presente para dar una sensación opresiva creciente.
El autor hará la descripción física de los demás pasajeros que serán los personajes creados por en cada historia.
Feliz macabro viaje.


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Nueva propuesta de escritura creativa

Varado en la nada


Si tuviera la mala suerte de quedarme varado en uno de esos lugares ¿Qué haría?
Podría quedarme y ver que posibilidades tengo para pasar la noche en ese lugar o decidiría irme caminando hasta encontrar un lugar, en el camino podrían suceder cosas que tienen relación con el lugar que dejé atrás.
Si decidiera quedarme en el auto ¿Tengo las cosas necesarias para pasar la noche dentro de él?
Quizá la curiosidad me lleva a ver ese lugar.
¿Qué pasaría si voy a la casa abandonada y entró? Puede ser que no esté deshabitada y sucedan cosas extrañas en su interior.
¿Y el hospital? Si entrara ¿Qué encontraría? Pueden ocurrir cosas inimaginables.
¿Cómo fue que llegué a ese lugar?
Esas y muchas preguntas puedo hacerme a la hora e escribir una historia de terror, te invito a que uses esta imagen para inspirarse y escribir un cuento.
Felíz escritura.


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La gauchesca



Por  Patricia Mugular

A fines del siglo XVIII nace y comienza a desarrollarse en el Río de la Plata un tipo de literatura de fuerte signo popular, cuya característica principal consiste en cantar las costumbres del ámbito rural y las de sus personajes típicos con un vocabulario propio del campo. En un comienzo esta literatura, llamada posteriormente gauchesca, fue anónima y, por este motivo, pocos registros quedan de ella, ya que el espacio privilegiado era el fogón, donde el payador ayudado con su guitarra conmovía con su canto a un auditorio en su amplia mayoría analfabeto. 


En Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas, Sarmiento describe al gaucho cantor, donde caracteriza además al rastreador, al baquiano y al gaucho malo. Según Sarmiento el gaucho, con su canto, se constituye en la voz privilegiada para transmitir acontecimientos políticos y sociales de la época. (1ra línea de profundización)



Ahora bien, el uso de la voz del gaucho se convierte en un punto conflictivo, ya que la literatura gauchesca posterior a esta primera etapa fue escrita por letrados: hombres cultos de la ciudad que se apropiaron del registro del gaucho, aquellos a los que Sarmiento llamó "historiador futuro...con superior inteligencia"

Bartolomé Hidalgo, poeta nacido en Montevideo, es considerado el precursor de la literatura gauchesca. La obra de Hidalgo puede dividirse en dos tipos de composiciones poéticas: los cielitos y los diálogos, en ambas formas el poeta encarna la voz del pueblo y narra experiencias del ámbito público y privado.



La poesía de Hidalgo conlleva una carga referencial, ya que acompaña las acciones del pueblo en una etapa de fuerte contenido político y de acciones armadas. (2da línea de profundización)

Luego Estanislao del Campo llevó la expresión de aspectos históricos, sociales y políticos a su máxima expresión, contando la experiencia de Anastasio el Pollo en el teatro Colón de Buenos Aires , donde se representaba la ópera Fausto, de Gounod, basada en la obra homónima de Goethe.



Hay dos inversiones en la obra de Del Campo, la primera es que el gaucho se va a la ciudad y desde allí narra sus impresiones después de haber participado de un espectáculo teatral y la segunda es que el eje de la obra no está puesto en las injusticias sociales ni en la política sino en la vida privada. (3ra línea de profundización)

En 1872 aparece "El gaucho Martín Fierro", siete años después aparece "La vuelta de Martín Fierro", ambos escritos por José Hernández. Este libro marca un punto de inflexión en la literatura gauchesca, Martín Fierro condensa a todos los gauchos de nuestra Pampa, al punto de pensar muchas veces que realmente existió esa persona, que no fue un personaje. José Hernández deja atrás el diálogo para su libro y convierte la narración en un largo monólogo con una versificación muy precisa y cuidada, en el libro aparecen también otras voces narrando sus historias. (4ta línea de profundización)




Más adelante en el tiempo, precisamente en 1944 Jorge Luis Borges piensa otro final para Martín Fierro en su cuento El Fin, que pertenece a su libro Ficciones, y habrá que releer los cantos XXX a XXXIII de la segunda parte del Martín Fierro para ver allí las diferencias y la reelaboración que hace Borges de ese final.

También Borges pensó en una biografía para el sargento Cruz y que narró en el cuento Biografía de Tadeo Isidoro Cruz del libro El Aleph. (5ta línea de profundización)



Y por supuesto que la temática es tan potente que la reelaboración y matización del tema sigue en la actualidad con otros autores y otras obras, nombraremos algunos por si quieren mirar por ahí:
- Gabriela Cabezón. "Las aventuras de la China Ayron", novela en la que se recrea la vida de la china (la pareja) de Martín Fierro luego de que él es llevado a la frontera
- Martín Kohan. "El amor", cuento en el que se relata la relación íntima de Cruz y Fierro en su vida entre los indios
- Oscar Fariña. "El guacho Martín Fierro", narra las aventuras de Martín Fierro pero en clave de cumbia villera. (6ta línea de profundización referida a alguno de los textos)
Para  más información los invito a ver la siguiente entrevista.

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