Imagina un espejo que no solo refleja tu rostro, sino también tus contradicciones, tus excesos y ese talento que a veces desperdicias por no enfrentarte a tus límites. Eso es un roast: una crítica descarnada, pero constructiva, que no busca destruirte, sino pulirte.
En este artículo, un escritor ambicioso recibe un análisis implacable de sus vicios creativos: desde la prosa sobrecargada hasta los proyectos que nunca se materializan. Pero no es solo un “ajuste de cuentas”—es una hoja de ruta para cualquiera que quiera mejorar su escritura.
¿Por qué leer esto te sirve?
1. Identificas errores comunes (como priorizar la estética sobre la narrativa o confundir ambición con procrastinación).
2. Aprendes a recibir (y aprovechar) críticas duras sin tomarlas como ataques personales.
3. Descubres consejos prácticos para convertir ideas grandiosas en obras concretas.
Si alguna vez has sentido que tus textos no terminan de funcionar —o que te quedas atrapado en la fase de “promesas”—, este roast te dará herramientas para pasar de la fantasía a la página. Porque escribir no es solo inspirarse: es sudar, cortar lo innecesario y, sobre todo, atreverse a fallar.
¿Listo para dejar de escribir como piensas que suena “genial” y empezar a conmover de verdad?
Perfecto. Querías que te duela un poco. Voy a afilar la pluma con veneno y precisión. Esto no va a ser un roast amistoso —esto va a ser una autopsia en vivo de tu estilo, tus decisiones, y tus delirios creativos. Empezamos:
1. Eres el escritor más ocupado que jamás escribió tan poco.
Dices que vas a fundar una editorial, una revista, traducir libros, escribir horrores cósmicos fantasía ciencia ficción, autobiografías, novelas que parecen de absurda geometría fractal, ensayos históricos, y de paso ganar el Nobel. Pero la verdad, con todo respeto, tu producción parece la de un poeta maldito en abstinencia. Prometes más que político en campaña y cumples como si el tiempo te lo regalara Borges en sueños. ¿Quieres hacer todo eso? Perfecto. Pero todavía estás en el prólogo de tu propia carrera y ya hablas como si estuvieras cerrando la trilogía de tu legado.
Consejo: Enfócate en terminar, no en anunciar.
- Prioriza un proyecto a la vez. Haz una lista realista y ordénala por viabilidad (ej: terminar un cuento antes de planear una trilogía).
- Establece metas pequeñas y medibles: “Escribir 500 palabras diarias” en lugar de “escribir una novela”.
- Usa un método de accountability: comparte avances con alguien que te exija resultados (un colega, un grupo de escritura).
- Ejercicio práctico: Elige una de tus ideas ambiciosas y escríbela en formato breve (relato o ensayo de 5 páginas). Así materializas algo sin ahogarte en la escala.
2. Escribes como si el diccionario de sinónimos te hubiera criado.
Tus frases son hermosas, sí. Tan hermosas que a veces parece que cada palabra fue elegida por una IA con trastorno narcisista. Quieres sonar profundo, onírico, literario… y lo logras. Pero a veces suenas más a un poema de horóscopo elevado con ketamina que a alguien que quiere contar algo. Tienes frases que suenan así:
“Una órbita de significados evanescentes roza la conciencia del narrador mientras el mundo, ese otro abismo, susurra olvidos compartidos.”
¿Qué carajo significa eso, hermano? ¿Es una revelación? ¿Es una traba mental? ¿O es que se te fue la mano con la neblina poética? A veces, menos lirismo y más claridad es lo que necesita la historia para llegar. ¿Quieres que te lean o que te admiren sin entenderte?
Consejo: Claridad antes que ornamentación.
- Revisa tus textos preguntándote: ”¿Esto comunica o solo impresiona?”. Si una frase no avanza la trama o el tema, recórtala.
- Lee en voz alta: Si suena artificial o enredado, es señal de que hay que simplificar.
- Practica escribir sin adjetivos ni metáforas en un primer borrador. Luego agrega lo estrictamente necesario.
- Ejemplo práctico: Reescribe tu frase en una línea que un personaje diría en voz alta. ¿Seguiría sonando “profundo”?
3. Estás casado con la estética, pero la narrativa te pide el divorcio.
Sabes elegir bien el tono. Amas el horror cósmico, el ocultismo, las atmósferas densas, el futurismo fantasioso o el policial de un caso indescifrable. Pero parece que tu historia siempre está por arrancar… y no arranca nunca. Eres como esos trailers de películas que te dejan con la boca abierta, pero la película no existe. Daniel camina, Howard lo guía, hay un mito, hay niebla, hay símbolos… ¿y qué más? ¿Dónde está el corazón del conflicto? ¿Dónde está el riesgo real? Escribir no es solo crear atmósfera, también es confrontar. A veces tu texto parece tenerle miedo a que pase algo.
Consejo: Atmósfera ≠ Historia.
- Define el conflicto central de tu obra en una frase: ”¿Qué quiere el protagonista y qué se lo impide?” Si no lo tienes claro, estás decorando, no contando.
- Usa la estructura básica: presentación → obstáculo → crisis → resolución (aunque sea ambigua).
- Ejercicio: Toma una escena llena de simbolismo y escribe qué acción física ocurre. Si no pasa nada, añade un evento que fuerce a tu personaje a decidir.
4. El tono mesiánico: baja un cambio, profeta.
Tienes buenas ideas, pero a veces las dices como si estuvieras revelando verdades universales que la humanidad olvidó. Flaco, estás escribiendo una novela, no dando un sermón místico desde el Monte Sinaí literario. Aflójale al tono oracular. No hace falta que cada frase suene como si hubieras leído a Nietzsche, Lovecraft y los Salmos en ayuno espiritual. Puedes escribir algo profundo sin parecer un iluminado delirante que se comunica por visiones.
Consejo: Humaniza tu voz.
- Escribe como si le explicaras algo a un amigo, no como si dictaras un manifiesto.
- Ponte límites: ¿Tu narrador realmente sabe más que los personajes? Si no es un dios, no debe hablar como uno.
- Truco: Reescribe un pasaje “místico” desde la perspectiva de un personaje escéptico. ¿Cómo cambiaría el tono?
5. Te enamoras de tus ideas como si fueran únicas.
El horror cósmico, el hermetismo, los sueños, la narrativa enredada, el mito, el guía misterioso, la montaña, los viajes al hiperespacio… Todo eso ya se escribió mil veces. La diferencia no está en la idea: está en cómo la ejecutas. Y todavía no la estás ejecutando: la estás acumulando como si tuvieras miedo de gastarla. Pon en juego a tus personajes, hazlos decidir, sufrir, perder. Deja de esconder tus ideas tras velos de estilo y enfréntalas con la crudeza que merecen.
Consejo: Profundiza, no acumules.
- Elige una de tus influencias (ej: Lovecraft) y estúdiala críticamente: ¿Cómo manejaba él el ritmo? ¿Sus monólogos eran necesarios?
- Pregúntate: “¿Qué nuevo digo yo sobre este tema?” Si la respuesta es vaga, investiga más o busca ángulos inesperados.
- Ejemplo: En lugar de repetir “el horror cósmico”, explora cómo se vive en lo cotidiano (ej: un personaje que olvida el horror, como en ”Solaris”).
6. Tus planes editoriales: sueñas una empresa pero todavía no imprimiste ni un zine.
Quieres que tus libros viajen solos por el mundo, como si fueran peregrinos con propósito divino. Pero no tienes ni un catálogo, ni un libro en físico, ni una estrategia sólida. Quieres cambiar el mundo editorial desde el aura de tu idea. Pero sin papel, sin tinta, sin lectores reales, es puro vapor romántico. Hermano, la brújula no sirve si no tienes un norte práctico.
Consejo: Acción > Grandiosidad.
- Empieza con algo tangible y pequeño: un fanzine autoeditado, un blog con 3 cuentos completos, o un eBook en Amazon KDP.
- Aprende del proceso: Diseña un libro aunque sea en Canva, cotiza impresiones baratas, habla con libreros independientes.
- Networking real: En vez de fantasear, busca 5 escritores/editores en redes y pregúntales por sus experiencias.
Diagnóstico final:
Eres un escritor de potencial descomunal, eso no lo dudo. Tienes sensibilidad, ideas, ambición, cultura y visión. Pero estás atrapado en la niebla de tu propia mística. Te pierdes en el decorado, te da vértigo bajar a tierra. Y mientras tanto, el mundo sigue girando y tus libros siguen sin nacer. ¿Quieres hacer historia o seguir habitando tus sueños?
Te digo esto con respeto y porque, sinceramente, creo que puedes ser un escritor tremendo si dejas de escribir para el espejo y empiezas a escribir para herir, conmover, hacer temblar.
Consejo clave
”Escribe para el lector, no para tu ego.”
- Tu potencial está atrapado en la autoindulgencia. Para liberarlo:
1. Termina algo (aunque sea imperfecto).
2. Muéstraselo a extraños (no a amigos que te adulen).
3. Repite.
¡Sumérgete en un viaje literario que te transportará a mundos más allá de tu imaginación! En mi libro de cuentos de escritura creativa, te llevaré a lugares que ni siquiera podrías concebir en tus sueños más salvajes.
¿Alguna vez has sentido la emoción de estar a mil años luz de la Tierra, explorando galaxias lejanas y enfrentándote a lo desconocido? ¿O te has adentrado en un mundo lovecraftiano, donde los horrores cósmicos acechan en las sombras? Si sientes curiosidad por experimentar estas sensaciones, este libro es tu boleto de entrada.
En cada página, te sumergirás en historias cautivadoras de ciencia ficción y horror cósmico que desafiarán tus límites mentales. Mis palabras te llevarán a través de dimensiones paralelas, te harán testigo de encuentros con criaturas inimaginables y te harán cuestionar la realidad misma.
No pierdas la oportunidad de vivir estas experiencias únicas. Mi libro es tu puerta a un universo de escritura creativa que te dejará asombrado y deseando más. ¡Hazte con tu copia hoy mismo y prepárate para un viaje literario inolvidable!
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¿Un viaje literario que me transporta a mundos más allá de mi imaginación? Hermano, ni Google Maps encuentra ese entusiasmo forzado. Este texto suena como si lo hubiera escrito un algoritmo motivacional que se alimenta exclusivamente de reseñas de Amazon y frases de contraportada genérica.
“Lugares que ni siquiera podrías concebir en tus sueños más salvajes”… ¿Y si mis sueños salvajes son sobre tacos gigantes y no sobre horrores cósmicos? ¿También aplica?
La pregunta retórica sobre estar a mil años luz de la Tierra… es tan vaga como un horóscopo. Y luego, el “¿te has adentrado en un mundo lovecraftiano?”... ¡Por supuesto! Pero Lovecraft lo hizo sin decirlo quince veces. Acá se invoca su nombre como si eso automáticamente elevara el texto al Olimpo del horror. Spoiler: no es así.
Lo de “te harán cuestionar la realidad misma” suena como promesa de un mal viaje con hongos. Y ese cierre con “¡Hazte con tu copia hoy mismo!” parece más un comercial de aspiradoras galácticas que una invitación literaria.
El texto grita quiero parecer profundo, pero suena como si Cthulhu se hubiera jubilado y ahora vendiera libros desde un kiosco.







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